Hasta el otro día no había tenido ocasión de referirme a la catástrofe que se vive en Honduras desde el Golpe de Estado: más de cuatro meses de violenta represión, hipocresía y violaciones de los derechos humanos a todos los niveles. La parte más dura, como siempre, se ceba con los más débiles.
Los niños y niñas los más vulnerables
Honduras sufre un "patrón de uso desproporcionado de la fuerza pública, represión, detenciones arbitrarias y control de la información". Al menos 1.600 niños hondureños menores de cinco años han muerto desde el 28 de junio de 2009, lo que significa 13 niños muertos diariamente. Más de un millón ochocientos mil niños en edad escolar, inscritos en el sistema público, perdieron el año académico.
Investigaciones de Unicef indican que entre finales de junio y septiembre de 2009, los principales organismos defensores de derechos humanos en Honduras han documentado fehacientemente al menos 79 casos de niñas, niños y adolescentes cuyos derechos han sido violentados en acciones represivas. “Entre los derechos vulnerados se citan el derecho a la vida (ejecución, amenazas de muerte), derecho a la integridad personal (tratos crueles, lesiones graves y golpes, heridas de bala), derecho a la libertad (hostigamiento, persecución policial y militar, detención ilegal, uso abusivo de la fuerza), entre otros”, señala parte del documento que contiene las investigaciones.
Unicef, cuya representación en este país está a cargo de Sergio Guimarães, demandó a las autoridades civiles y militares, “a que respeten y hagan respetar la Convención de los Derechos del Niño, suscrita y ratificada por el Estado hondureño".
Según Unicef, las unidades materno-infantiles de los principales hospitales públicos ya no dan abasto para atender las demandas de atención de servicios de salud, cuyo funcionamiento amenaza con colapsar, por lo que esta emergencia silenciosa, que tiene causas crónicas y estructurales, se ve agravada por violaciones directamente relacionadas con la actual situación del país. La desnutrición y la pésima atención sanitaria ante epidemias como la del dengue hemorrágico son algunas de las causas. Cada día, unos 60 niños ingresan en el hospital de Tegucigalpa aquejados de esta enfermedad. Pero no hay modo de atenderlos por falta de medios. Tegucigalpa está sin esperanza.
Investigaciones de Unicef indican que entre finales de junio y septiembre de 2009, los principales organismos defensores de derechos humanos en Honduras han documentado fehacientemente al menos 79 casos de niñas, niños y adolescentes cuyos derechos han sido violentados en acciones represivas. “Entre los derechos vulnerados se citan el derecho a la vida (ejecución, amenazas de muerte), derecho a la integridad personal (tratos crueles, lesiones graves y golpes, heridas de bala), derecho a la libertad (hostigamiento, persecución policial y militar, detención ilegal, uso abusivo de la fuerza), entre otros”, señala parte del documento que contiene las investigaciones.
Unicef, cuya representación en este país está a cargo de Sergio Guimarães, demandó a las autoridades civiles y militares, “a que respeten y hagan respetar la Convención de los Derechos del Niño, suscrita y ratificada por el Estado hondureño".
Según Unicef, las unidades materno-infantiles de los principales hospitales públicos ya no dan abasto para atender las demandas de atención de servicios de salud, cuyo funcionamiento amenaza con colapsar, por lo que esta emergencia silenciosa, que tiene causas crónicas y estructurales, se ve agravada por violaciones directamente relacionadas con la actual situación del país. La desnutrición y la pésima atención sanitaria ante epidemias como la del dengue hemorrágico son algunas de las causas. Cada día, unos 60 niños ingresan en el hospital de Tegucigalpa aquejados de esta enfermedad. Pero no hay modo de atenderlos por falta de medios. Tegucigalpa está sin esperanza.
Rin del Angelito, Violeta Parra (1966)