Tocando los huevos... de gallina


Los huevos de gallina, para ser exactos, los que más se consumen en todo el mundo. Seguramente much@s ya lo sabrán, pero aún así no está de más recordarlo:

¿Qué sabemos de los huevos que nos comemos?

Desde enero de 2004, cuando la normativa de comercialización entró en vigor en la Comunidad Europea, sabemos bastante más (al menos en apariencia y si se respetan las normas, claro). Desde esa fecha todos los huevos con categoría de calidad A (los que se venden para consumo humano) llevan grabado un código alfanumérico en su cáscara. Ese valor de identificación, que no es la fecha de caducidad (que junto a otros datos, como el tamaño del huevo, etc, se encuentra disponible en la huevera, el envase), nos indica varias cosas. El primer número del código, el más importante, determina el modo en el que han sido criadas las gallinas ponedoras, contando desde el 0 al 4 en una suerte de "niveles".

Así, los "niveles" del modo de cría serían los siguientes:

  • 0 o "ecológicas": Las gallinas viven en gallineros con una densidad de población baja, con terrenos al aire libre, basando su alimentación en piensos procedentes de la agricultura ecológica al menos en un 80% y restringiendo el uso de antibióticos y otros medicamentos.
  • 1 o "camperas": Las gallinas viven en naves, corrales o gallineros con con una densidad normal y acceso al exterior a intervalos regulares, pero no hay un control en su alimentación, basada en piensos tradicionales, existiendo el peligro de transmisión de enfermedades.
  • 2 o "suelo": Las gallinas nunca tienen acceso al exterior, viven en naves industriales con una alta densidad de población (12 cada metro cuadrado), donde tienen ponederos y pueden moverse libremente, pero donde la higiene es escasa y el riesgo de transmisión de enfermedades es alto. Además se les suele cortar el pico (operación muy dolorosa) para que no se agredan unas a otras, siempre en un cruel estrés debido a su modo de vida. Su alimentación es pienso tradicional.
  • 3 o "jaulas": Las gallinas viven literalmente hacinadas en jaulas diseñadas para facilitar la recogida de los huevos, con una espacio máximo para cada una de 600cm, más o menos el tamaño de una revista. Además, al estar en contacto físico constante con el suelo y los barrotes metálicos de la jaula, las gallinas sufren terribles heridas y malformaciones en las patas. Las razones de las jaulas en cuanto al control sanitario y la limpieza se caen por su propio peso cuando se ve el estado físico y mental de las gallinas.


Respecto al resto de dígitos marcado en los huevos, aunque la información varía según el país, sirven para conocer su lugar de procedencia. Un ejemplo en imagen:




Como últimos puntos, en cuanto a consumidores finales, encontramos primero la diferencia económica y segundo la calidad del producto. Triste pero inevitablemente cierto. A este respecto recomiendo la lectura de este artículo en el blog especializado Directo al paladar, donde realizan un interesante análisis sobre ésto.

Hablando de calidad, la diferencia es claramente notable comparando los huevos 0 y 1 con 2 y 3, desde la cáscara al sabor; desafortunadamente, la diferencia en precio también es notable: de una media de 1.10€ la docena normal a una media de 3€ la media docena ecológica o de rango 1. Pero este ejemplo se refiere a España, en otros países de Europa hay muchas grandes superficies que sólo venden huevos ecológicos 0 y 1. Es la oferta y la demanda (puede que sólo más rica -nos referimos a los países más ricos de la UE-, pero también más humana e inteligente al fin).

El significado de esta entrada es obvio. Ni siquiera es necesario llenarla de imágenes explícitas y muy desagradables para incitar al lector a alguna sensación. El simple sentido común y una pizca de inteligencia deberían bastar. Sabiendo las cosas.