En Paquitzango la “casa del Águila”, una empresa estatal brasileña, Electrobras, prevé levantar un muro alto de 165 metros, para detener el río y crear un enorme lago artificial, que en su caída dará energía eléctrica a Brasil. Se inundará un territorio de 100.000 hectáreas, afectando a la vida de más de 10.000 asháninka, a quienes nunca consultaron, y que serán desplazados de su hábitat hacia no se sabe donde. El impacto socio-ambiental se prevé catastrófico para las personas que allí habitan, para muchas especies animales de tierra, agua y aire y para la vegetación, incluso podría modificarse el clima; todo ello para favorecer el desarrollo industrial de Brasil, que pretende estimular el crecimiento económico del país mediante la construcción de una gigantesca infraestructura de carreteras y presas en la región del Amazonas.
Indígenas y simpatizantes de Survival, ong que lucha por los derechos indígenas en todo el mundo, se manifestaron frente a la oficina del Banco Nacional de Desarrollo Brasileño, BNDES, que financia el coste de gran parte de las represas; en las oficinas de BNDES se negaron a cualquier tipo de diálogo. Empresas europeas involucradas en el mismo proyecto son la francesa GDF Suez y Alstom, la alemana Voith y la austriaca Andritz.
Diversificando la lucha
Ruth Buendía Mestoquiari, Presidenta desde 2006 de la Central Asháninka del río Ene, recorre desde hace dos semanas diversas ciudades de Europa como Oslo, París, Ginebra o Londres junto a Sheyla Juruna, indígena juruna de la región del Xingú de Brasil y el jefe Almir Suruí Narayamoga, líder del pueblo Suruí de la cuenca del río Madeira en Rondonia, para intentar concienciar a inversionistas y gobiernos sobre los impactos destructivos de las grandes represas, y promover alternativas respetuosas con el medio ambiente.
Con el apoyo de Amazon Watch, Internacional Rivers, y Rainforest Foundation, encabezan un movimiento de protesta contra tres polémicos proyectos de presas hidroeléctricas que amenazan a la Amazonía de sus respectivos países: la represa de Belo Monte en el río Xingú, que sería la tercera presa más grande del mundo, las presas de Madeira en Brasil y de Pakitzapango en Perú. Además hay información veraz de imágenes sobre la presencia de grupos indígenas aislados muy vulnerables en zonas cercanas al lugar de las presas.
Con el apoyo de Amazon Watch, Internacional Rivers, y Rainforest Foundation, encabezan un movimiento de protesta contra tres polémicos proyectos de presas hidroeléctricas que amenazan a la Amazonía de sus respectivos países: la represa de Belo Monte en el río Xingú, que sería la tercera presa más grande del mundo, las presas de Madeira en Brasil y de Pakitzapango en Perú. Además hay información veraz de imágenes sobre la presencia de grupos indígenas aislados muy vulnerables en zonas cercanas al lugar de las presas.
Ruth Buendía, vivió los tiempos de violencia de Sendero Luminoso en la Selva Central, y tuvo que salir entonces por la fuerza de su tierra. En Satipo comenzó a trabajar con la organización indígena CARE (Central Asháninka del Río Ene), donde lleva varios años siendo portavoz de los pueblos asháninkas que luchan contra los proyectos de la presa hidroeléctrica de Pakitzapango.
Un juez brasileño ha paralizado el progreso de una de las presas( Belo Monte), aunque es seguro que el Gobierno, supuestamente progresista de Brasil, apelará la sentencia.