Parad el etnocidio del pueblo awa




El pueblo indígena Awá se ubica en la parte occidental del Macizo Andino, comenzando en la cuenca alta del río Telembí (Colombia), hasta la parte norte del Ecuador; repartidos en varios resguardos en los departamentos de Nariño y Putumayo, municipios de Cumbal, Mallama. Barbacoas y Villa garzón. En Ricaurte se concentra la mayor población awa, debido en parte a las condiciones climáticas favorables y una mayor actividad agrícola, factores que han estimulado la colonización de esas tierras, que se caracterizan por su alto nivel de pluviosidad, lo que las convierten en una zona de gran biodiversidad. 




Los awá de Brasil viven en la parte este de la selva tropical. Originariamente fue un pueblo sedentario, que adoptó un estilo de vida nómada alrededor de 1800 para escapar a las incursiones de los europeos y las grandes oleadas de colonos que llevan apropiándose de sus tierras desde el s. XIX. En 1900 hubieron cientos de muertes de awas, y su número siguió aumentando a partir de los encuentros con los colonos, mas las enfermedades traídas por éstos frente a las que no tenían resistencia. 

  


Durante los años sesenta se intensificó la llegada de colonos, mineros, madereros y extractores de aceites de palma, y muchos indígenas tuvieron, otra vez, que huir o migrar. Se dice que fueron contactados en 1973. 

El hallazgo, en los años 70 de una mina de hierro en el interior de esta región fue el primer paso de una destrucción imparable desde entonces. "Construyeron caminos, y crearon villas para la mina de Carajás. 

El Departamento de Asuntos Indígenas del Gobierno brasileño, FUNAI, impulsó el contacto y la sedentarización de los awás tras diversas masacres de indígenas aislados en los años 70. El programa de desarrollo “Gran Carajás”, supuso la construcción de varias carreteras y de una línea ferroviaria financiada por la Unión Europea que transcurría a través de territorio indígena, enlazando la instalación con la costa, ello permitió la llegada a la región de madereros, ganaderos y colonos que se apropiaron de parte del territorio awa.

Los awa vivieron durante siglos en un territorio que se extendía por 247.000 hectáreas de bosque tropical. Ahora no superan las 118.000 hectáreas, que son las demarcadas como zona Awa, legalizada en 2005, y aún así sus límites son vulnerados continuamente por madereros ilegales, terratenientes del ganado y colonos, cuyos robos de tierras y asesinatos de indígenas quedan impunes.


El juez José Carlos do Vale Madeira, ordenó en 2009 la salida del territorio awá de todos los colonos ilegales en 180 días, sin resultado. Otro juez, Jirair Aram Meguerian, volvió a ordenar un desalojo el 9 de diciembre 2011, que está recurrido por los ganaderos y terratenientes. Grupos de oligarcas del estado de Maranhäo contratan a mercenarios y pistoleros a sueldo para hostigar y matar a indígenas, los mismos que han recurrido los fallos judiciales que favorecían la devolución de los terrenos robados y que siguen durmiendo en los tribunales. El gobierno de Brasil no tiene voluntad política, pese a las declaraciones de algunos de sus miembros, de acabar con esa situación vergonzosa y despreciable, una situación de exterminio de un pueblo al peor estilo fascista. No son el único gobierno en Latino América  "democrático" que consiente y no frena el exterminio indígena.

Hace 20 años que la investigadora Fiona Watson, de la ONG Survival conoció a los awa. Viven en un pedazo de selva tropical demarcada en el estado de Maranhäo, al norte del Brasil. Algunos datos revelan que sólo entre 60 y 100 awás continúan viviendo en aislamiento, son nómadas que huyen de la asimilación cultural; otros escasos 360 se reparten en cuatro comunidades en las que continúan viviendo como lo hacían antes de sedentarizarse. 



                                   Los awa están cercados por los madereros


Evitar un nuevo genocidio y proteger la selva donde viven los awa es el objetivo de la campaña mundial que ha lanzado Survival, y que ha contado con la colaboración del actor británico Colin Firt.