La geoingeniería se relaciona con la manipulación científica sobre grandes espacios del planeta tierra con el objetivo, no único, de contrarrestar el cambio climático. Una manipulación del medio ambiente a escala global para provocar cambios que, supuestamente, frenarían los daños ambientales producidos por el ser humano.
El documental sobre geoingeniería producido por Edward Griffin, Michael Murphy, and Paul Wittenberger. What in the World Are They Spraying?. ¿Con qué están rociando el mundo? trata de explicar como se crean las nubes artificiales de compuestos químicos y metálicos que tendrían como objeto reflejar parte de los rayos del sol que llegan a la Tierra para reducir en algún grado la temperatura. En los últimos años se han utilizado muchas de estas técnicas, no demasiado conocidas y si muy cuestionadas por una parte de la comunidad científica y asociaciones ambientalistas en todo el mundo.
En 1992 la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el
Cambio Climático dio lugar a una serie de acuerdos por medio de los
cuales los países de todo el mundo, parecía, se unían por primera vez para hacer
frente a ese grave problema. En paralelo se realizaba un mega estudio coordinado por un grupo de científicos e investigadores denominado Policy Implications of Greenhouse Warming: Mitigation, Adaptation and the Science Base (Implicaciones de la política del calentamiento por efecto invernadero, mitigación, adaptación y base científica), publicado por la National Academies Press (NAP), científicos de la National Academy of Sciences (Academia Nacional de Ciencias), la National Academy of Engineering (Academia Nacional de Ingeniería) y el Institute of Medicine (Instituto de Medicina) y otras altas instancias del mundo científico de Estados Unidos.
Entre el listado de los “expertos” que participaron en ese mega estudio estaba Robert A. Frosch, entonces vicepresidente del General Motors Research, que poseía la patente Welsbach para la fumigación del cielo con aerosoles compuestos por óxidos metálicos, así como Joseph Glas, director de la división de fluoroquímicos de la compañía química DuPont.
Entre el listado de los “expertos” que participaron en ese mega estudio estaba Robert A. Frosch, entonces vicepresidente del General Motors Research, que poseía la patente Welsbach para la fumigación del cielo con aerosoles compuestos por óxidos metálicos, así como Joseph Glas, director de la división de fluoroquímicos de la compañía química DuPont.
La estrategia de los poderosos
La paradoja de la participación de la compañía General Motors sobre la posibilidad de desarrollar proyectos de geoingeniería, es que, por una parte, obtiene grandes beneficios económicos con la venta de automóviles, una de las causas del calentamiento global, y por otro invierte en proyectos para modificar el clima. Entonces ¿cuál es la estrategia? . Parece claro: no tocar el actual sistema económico imperante, responsable del estado de cosas y beneficiarse de las nuevas aplicaciones de la geoingeniería con nuevos mercados. Los científicos elaboran el discurso a los más interesados: grandes capitalistas y transnacionales.
Algunos científicos que promueven la geoingeniería, caso del apocalíptico James Lovelock, muchas de cuyas reflexiones y estudios pudieran ser ciertos, explican que para enfrentar el cambio climático hay que tener preparado un "plan B", y ya que los políticos no se ponen de acuerdo habría que poner la democracia en pausa. (The Guardian, 29/3/10). De igual opinión es el científico canadiense David Keith, que en enero 2010 publicó en la revista Nature que urge "manejar la radiación solar", inyectando nanopartículas azufradas en la estratósfera, para que desvíen los rayos del sol. Esto imitaría la nube que se forma en una erupción volcánica y bajaría la temperatura global.
Científicos Iluminados y millonarios
Abogan algunos de estos iluminados por experimentar con geoingeniería, sin la intromisión de Naciones Unidas u otro tipo de supervisión multilateral, que solo retrasaría lo que algunos científicos, millonarios y empresas trasnacionales pueden hacer sin ser molestados, entre los millonarios se encuentra Bill Gates, presidente de Microsoft, uno de los elementos que financia esos proyectos. Las empresas mas contaminantes del planeta que antes negaron el cambio climático y principales responsables del mismo, como petroleras, mineras etc., ahora veían en la geoingeniería no un plan B, sino incluso un plan A. Todos a una llevan años estudiando cómo conseguir que el cambio climático no obligue a cambiar un modelo económico insostenible hacia uno ecológico, limpio y sostenible. La geoingeniería se lo ha puesto mas fácil; además de no cambiar de modelo tendrían mas mercados para seguir amontonando millones.
Por otro lado, se afirma que la etapa "experimental" no existe en geoingeniería, y para tener algún efecto sobre el clima debe ser a mega-escala. Quienes proponen blanquear las nubes para aumentar el reflejo de la luz del sol, reconocen que habría que cubrir cerca de la mitad del Océano Pacífico con barcos que lancen agua de mar a las nubes para, quizá, tener algún efecto sobre el clima. En la última década se han realizado análisis del suelo en diferentes partes del mundo, hallando tasas de aluminio muy elevadas en zonas sin actividad industrial ni otras posibles fuentes contaminantes, un ejemplo es el de algunas montañas de California, cuyas concentraciones de aluminio eran 61 veces mayores a las permitidas por el gobierno USA.
Parece como si algunos científicos quisieran "imitar" las técnicas de los llamados "antiguos Alliens"... o semi dioses Anunnakis, aquellos que, supuestamente, y según otros iluminados, invadieron la Tierra en busca de oro hace mas de 400.000 años.
No manipulen la tierra, ni el aire
Frente a estas manipulaciones se creó en el marco de la reciente Cumbre de los Pueblos frente al Cambio Climático, en Cochabamba, la campaña "No manipulen la tierra", que cuenta con la adhesión de más de 100 organizaciones y grandes redes internacionales de ambientalistas, campesinos, indígenas y otras. La demanda central es prohibir la geoingeniería y cambiar las causas reales del cambio climático, lo cual es otra utopía, una esperanza ante la barbarie continuada del "homo sapiens" la imposición de un modelo económico y la impotencia de los pueblos.