El documental australiano 'Hakani' y sus impulsores JOCUM (jóvenes con una misión), realizado en una demarcación del Amazonas en Brasil, fue causa de indignación y rechazo general, ya que en el mismo se estigmatizaba al pueblo amazónico Suruwuaha acusándole de infanticidio. Organizaciones pro derechos indígenas como Survival y las y los antropólogos, así como el mismo pueblo Suruwuaha rechazaron de plano tanto las acusaciones como las falsedades contenidas en el film.
Los Suruwuaha habitan una demarcación del Amazonas (Brasil), y son poco mas de 150 personas. Los autores del falso documental (que utilizaron actores entre “confiados” indígenas), afirman en esa recreación que los suruwuaha son "asesinos de bebés", que practican cultos suicidas de la Edad de Piedra y son responsables de "una de las peores violaciones de derechos humanos del mundo". Tras esa mascarada se esconde un grupo integrista evangelico que busca fondos.
Los fundamentalistas de JOCUM fueron expulsados de los poblados suruwuahas tras el documental 'Hakani', en el que les acusaban de enterrar a una niña viva, tras lo cual los evangelistas han seguido tensando las cuerdas. En él su director, Paul Raffaele y el reportero Tim Noonan se ven adentrándose en un poblado suruwaha con las enigmáticas palabras “Estamos en un territorio en el que vamos a retroceder 10.000 años atrás”. No falta el lenguaje racista y las negativas interpretaciones de las palabras de los indígenas, entre divertidos y desconfiados.
No son los evangelistas los primeros que contactan con una tribu aislada. La etnia Suruwuaha ya fue contactada a principios de los años 20 del pasado, aún reciente siglo XX, y han sido objeto de otros documentales y estudios. Con ellos convivió un misionero que les ayudó a conseguir demarcar su territorio, aunque también abrió la puerta a la llegada de otros evangelizadores con dobles y distintos objetivos.
Paul Raffaele ya fue motivo de polémica en 2006, donde en otro documental aseguraba que un chico de Papúa iba a ser 'canibalizado' por su tribu. Ante la avalancha de críticas de antropólogos e indigenistas se retractó. Por otro lado, en Brasil está en discusión el borrador de la llamada Ley Muwaji, promovida por los evangelistas del país, cuya dictatorial pretensión es que las tribus informen a las autoridades de todas las mujeres embarazadas "en situación de riesgo", pero no explican qué consideran ellos situación de riesgo. Ello autorizaría a separar a los bebés de sus padres si (no se sabe quien), denunciara "sospechas" de infanticidio.
La otra cara de los fundamentalistas evangélicos
No les llamo cristianos, aunque se dicen tal, son fanáticos religiosos amigados con el poder económico que los sustenta. ¿Y cuál es su otra cara, la que sí admite infanticidios, incluso genocidios?. Para muestra un ejemplo de lo que se cuece en muchas escuelas públicas de Estados Unidos. Mas de 10.000 niños de cuatro a doce años comenzarán a estudiar un curso especial sobre la Biblia que será impartido por el Good News Club y financiado por la Asociación del Evangelista Infantil CEF, el objetivo es adiestrar a los niños e incitarles a una forma fundamentalista de fe cristiana (que poco tienen que ver con Jesús, mas bien con Jehová), con ese fin sus lecciones se centran, principalmente, en los versículos mas crueles y sanguinarios del Antíguo Testamento.
Desde 1973, por ejemplo, se explica a los niños la historia de Saúl y los amalecitas, una tribu árabe que había abandonado a Dios y estuvo en guerra con los hebreos. 3.200 colegios aceptaron este programa "educativo", siete veces mas que hace diez años.
Y Dios le dijo a Saúl: "Ahora ve, ataca a los amalecitas y destruye todo lo que les pertenece, mata hombres, mujeres, niños, vacas, ovejas camellos y asnos..."
!Vaya dioses!. Unos y otros