La farsa de la revolución verde


La invasión de África por parte de grandes multinacionales de países ricos, apoyados por el G. 8, se intenta disfrazar ahora como economía solidaria con el rimbombante título de Nueva Alianza para la seguridad alimentaria y la Nutrición. No es algo nuevo, puesto que con el nombre de "Economía Verde y sostenible" ya se instalaron otras empresas en países de Latino América, engañando, en un principio, y comprando, a su vez, a ciertas y dudosas ONGS que les servían de intermediarias. Dicen que van a esos países para apoyarlos en su lucha contra el hambre, pero a estos grandes depredadores de nuestro planeta solo les interesa saciar su hambre de negocio. El resultado, como ya está visto y comprobado por los pueblos depredados por donde han aterrizado dejando miseria y muerte, será la expulsión de millones de personas de su hábitat y el acaparamiento de las mejores tierras de indígenas y campesinos con la supuesta falacia del progreso.


«Pobreza 2.0. Empresas, estados y ONGD ante la privatización de la cooperación al desarrollo» es un libro publicado por la editorial Icaria y escrito por Pedro Ramiro, coordinador del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL), y Miguel Romero, editor de la revista «Viento Sur». En él se analiza el camino que han emprendido las transnacionales con el apoyo de algunas ONG para entrar de una manera «más amable» en determinados mercados y zonas. 

Verde que te quiero verde


Datos verificables, publicados incluso por la ONU, que como otros tantos poderes tiene dos caras (o tres), muestran que en 20 años, o mas, de farsa de la "revolución verde" con todas sus conferencias globales de gobiernos habidas y por haber, hubo un empobrecimiento generalizado de los pueblos depredados y una minoría enriquecida a su costa. Las teorías neoliberales actuales defensoras del libre comercio (libre para los grandes monopolizadores), y sobre el “bienestar social” son falsas, y tienen como base la explotación de gran parte de la población mundial. Muchos investigadores de prestigio como científicos, grandes amigos de los poderosos, ya fueron comprados en su día para apoyar con sus trabajos y análisis, muy bien pagados por cierto, los grandes intereses corporativos, o desmentir, por ejemplo, el cambio climático y sus consecuencias (aunque no todos). 


Ejemplo europeo con implicación alemana. Informe de Oxfam Internacional: Sawhoyamaxa contra Paraguay 

Antecedentes: 
El 47 por ciento de la población de Paraguay es rural y el 14 por ciento padece desnutrición. Una de las principales causas de la desnutrición en las comunidades rurales es la falta de tierras, que afecta especialmente a las comunidades indígenas. La comunidad Sawhoyamaxa, formada por 100 familias indígenas, ha vivido tradicionalmente en la parte oriental de la región del Chaco. Desde mediados de la década de 1970, 60.000 hectáreas de esta zona –incluidas partes del territorio Sawhoyamaxa- son propiedad de un ciudadano alemán. Después de haber vivido repartidos por lugares distintos, la comunidad Sawhoyamaxa intentó hacer frente al hambre y la desnutrición recuperando la titularidad legal de propiedad sobre 14.400 hectáreas de sus terrenos tradicionales en manos del ciudadano alemán. 

En 1991, iniciaron una serie de procedimientos legales contra el Estado de Paraguay. Aunque la constitución paraguaya permite la expropiación (con compensación) de tierras bajo circunstancias similares y  habían reconocido el derecho de esta comunidad a sus tierras, estas no fueron expropiadas ni les fueron devueltas. 

                                                                                 
 
                                                                y destruyen sus viviendas 

(marzo de 2013). Esa es su democracia

Más de 200 policías paraguayos con el apoyo de helicópteros desalojaron a decenas de familias campesinas ocupantes de una estancia y destruyeron sus viviendas y sembrados en el departamento de Canindeyú.
 
  
 Continuando con la historia que no acaba
En 2001, después de haber agotado las vías judiciales nacionales, los Sawhoyamaxa llevaron su caso al Sistema Interamericano de Derechos Humanos. En 2006 la Corte Interamericana de Derechos Humanos  falló a favor de la comunidad y ordenó que la tierra se les devolviera en un plazo de 3 años. En su argumentación, la Corte determinó que “la aplicación de acuerdos comerciales bilaterales no justifica el incumplimiento de las obligaciones estatales emanadas de la Convención Americana, por el contrario, su aplicación debe ser siempre compatible con la Convención Interamericana, tratado multilateral de derechos humanos dotado de especificidad propia, que genera derechos a favor de individuos y no depende enteramente de la reciprocidad de los Estados”. 

De esta forma, la CIDH rechazó la justificación del Estado paraguayo de utilizar este BIT (tratado bilateral de inversión) como impedimento suficiente para negar los derechos territoriales a los y las Sawhoyamaxa. 


 Alemania ¿democrática? ¡qué vergüenza!
 
En el año 2000, en un caso anterior  similar llamado “caso Palmital”, la Embajada de Alemania en Paraguay envió una carta al gobierno de Paraguay advirtiéndole de que la expropiación de tierras propiedad de ciudadanos alemanes significaría el incumplimiento del BIT Alemania–Paraguay. Desde ese momento, el senado paraguayo ha rechazado la expropiación de tierras en manos de alemanes, ya que esto podría llevar a un arbitraje internacional. El gobierno alemán ha rechazado hasta el momento las reivindicaciones de los grupos de la sociedad civil de Alemania para que reconozca su obligación extraterritorial de derechos humanos y coopere con las autoridades paraguayas en el cumplimiento de los derechos de esa comunidad sobre sus tierras (robadas primero por el Estado paraguayo a sus legítimos propietarios). 

El gobierno alemán se negó a escribir una segunda carta que aclarara que el BIT no excluye las expropiaciones bajo estas circunstancias. Y El Estado paraguayo se negó a aplicar su propia constitución (de papel), y honrar sus compromisos internacionales, amparándose en un tratado comercial, y privilegiando eventuales inversiones sobre los derechos de una comunidad indígena. Lo que muestra que los tribunales internacionales de derechos humanos no gozan del mismo poder sancionador que los tribunales internacionales de arbitraje para hacer cumplir sus resoluciones. 

Hecha la "Ley" (del mas fuerte), hecha la trampa. Trampa de los Tratados Bilaterales de Inversión, y tantas otras leyes de esa medio verdad-mentira llamada democracia.