La ambición extranjera tras el petróleo de África

                                                 Japón también quiere la riqueza africana

Todos (los poderes) son culpables. Quizá unos mas que otros

Si la primera guerra civil de Sudán comenzó en el sacrificado sur (Nuba/Juba), que demandaba un estatuto de autonomía para la región y un reparto mas equitativo de los recursos del país, que centralizaba Jartum, en la 2ª guerra civil de 1983 la disputa por el petróleo fue uno de los determinantes. El entonces presidente Jaafar al Nimeiry hizo un "nuevo reparto", del país y abolió la precaria autonomía regional del sur, truncando la relativa paz conseguida en 1972 con los acuerdos de Adís Abeba, siempre en tensión y que no duró ni una década. La cuestión de fondo, el control de la región de Abyei, en el centro-sur de Sudán, al descubrir a principios de la década de los 80 que era rica en petróleo. 



A ello se sumó la imposición por un presionado Numeiry en 1982-83, de la Ley islámica la Sharia en todo el país, en detrimento de la población no islámica del sur pluriétnica (animistas, sub-saharianos y la minoría cristiana, también con componentes musulmanes y otras minorías), con represiones brutales y sanciones graves, como la amputación por robo, una vuelta a la “Edad Media”, principalmente para las ya sufridas mujeres y niños/niñas.



La sharia, aprobada en 1983, contribuyó a mermar los ya frágiles derechos de las mujeres y  ampliar el conflicto con el sur. Por su parte, las mujeres, también en el sur, formaron parte de grupos armados que combatían al régimen de Jartum y de las milicias pro gubernamentales. De forma voluntaria o forzada, fueron también cuidadoras y esclavas sexuales. La violencia sexual como arma de guerra tuvo una fuerte incidencia durante la 2ª guerra civil, sobre todo tras la escisión del grupo armado SPLA en 1991, que enfrentó a las etnias dinkas y nuer. Los secuestros de mujeres y su venta como esclavas en el norte y centro del país y las violaciones sexuales fueron constantes durante todo el conflicto.

 Los distintos intereses en juego

Una de las primeras acciones militares del Ejército de Liberación del Pueblo de Sudan del Sur (SPLA), comandado entonces por el Coronel John Garang (acusado posteriormente de traición y muerto en julio de 2005), fue en 1983, contra las obras del canal de Jonglei, el cual debía facilitar la canalización de una gran parte de las aguas que se pierden en la depresión de Bahr Al-Ghazal, en el sur de Sudan, una zona denominada Sudd rica en petróleo y otros muchos recursos minerales. En Jonglei viven cerca de dos millones de personas, pueblos de los Dinka, Nower y Shalak.

Fueron secuestrados nueve empleados de la Compagnie des Grands Travaux de Marsella (GTM), concesionaria francesa de la construcción del canal. La petrolera Chevron, instalada en Sudán desde 1978, con el beneplácito del cambiante al Nimeiry, fue objeto de ataques y secuestros, ambas empresas interrumpieron sus operaciones. 

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Durante esta segunda guerra civil, Estados Unidos apoyó al Ejército Popular de Liberación de Sudán del sur con dinero y armas; por su parte, el Gobierno central de Sudán había modernizado su ejército gracias a los ingresos del petróleo y contaba con el apoyo de Rusia y China. La población civil para unos y otros estaba en un muy segundo plano. 

El contexto a fricano y los intereses extranjeros por el control del petróleo 

La construcción de un oleoducto financiado por EEUU y el Banco Mundial desde Chad a la costa de Camerún que costó 4.700 millones de dólares, fue planificado como parte de un plan mayor de Washington para intentar controlar las riquezas petrolíferas del África Central en Sudán y Guinea, donde EEUU tiene una base en Sao Tome/Príncipe a 200 kilómetros del Golfo de Guinea, y desde allí poder acceder a los yacimientos petrolíferos de Angola en el sur, el Congo, Gabón, Guinea Ecuatorial, Camerún y Nigeria. Los bosques son destruidos, animales y hábitats por el petróleo


Los objetivos militares de EEUU en Darfur, y en el Cuerno de África, fueron respaldados por la OTAN y las las tropas de la Unión Africana, suministrando apoyo por tierra y aire a las tropas de la UA, calificadas hipócritamente de “neutrales” y “mantenedoras de la paz.” Sudán enfrentaba tres frentes de lucha: Uganda, Chad, y Etiopía. 

En Chad estaba Chevron y otra gran petrolera norteamericana: Exxon Mobil. El oleoducto transporta 160.000 barriles de petróleo por día desde Doba en el centro de Chad, cerca del Darfur sudanés vía Camerún, a Kribi en el Océano Atlántico con destino a las refinerías de EEUU. El presidente de Chad, Idriss Deby, otro dictador corrupto, fue acusado de mediar en la sombra en la entrega de armas suministradas por Norteamérica a facciones rebeldes de Darfur a fin de combatir al “terrorismo islámico”. Sin embargo, la cuestión de fondo seguía siendo el petróleo. 

En 1992, Chevrón vendió sus concesiones petroleras sudanesas, mientras China restauraba los lazos diplomáticos formales en Chad interrumpidos en 1997, y en 1999 comenzó a desarrollar los campos abandonados de Chevron con importantes resultados. China entonces comenzó a importar petróleo de Chad y de Sudán, y ha seguido hasta hoy; EEUU no podía tolerarlo. Desde 1999, China ha invertido al menos 15.000 millones de dólares en Sudán, posee el 50% de una refinería de petróleo cerca de Jartum; y los campos petrolíferos están concentrados en el sur, donde tenía efecto la 2ªguerra civil. Por su parte, China, Rusia Y Bielorusia apoyaban al gobierno de Jartum.



       Nigeria


“El petróleo de África Occidental se ha convertido en un interés estratégico nacional para nosotros,” declaraba en 2002 el Secretario Adjunto de Estado para África Walter Kansteiner. La triste realidad parece ser que, tanto Darfur como Chad, son, o quieren ser, una extensión de la política norteamericana en Iraq, Libia etc. por el control del petróleo. China le disputaba y disputa ese control, sobre todo en África. 

 La inteligente entrada de China

La actuación china en Sudán ha sido inteligente, otorgando préstamos a tasas de interés reducido, con bajos intereses o concesiones directas a algunos de los países deudores más pobres de África, préstamos destinados a la infraestructura, para la construcción de carreteras, hospitales y escuelas, en contraste con la austeridad y las exigencias del FMI y del Banco Mundial para con Sudán. 

En 2006 China asignó más de 8.000 millones de dólares a Nigeria, Angola y Mozambique, en comparación con los 2.300 millones a toda el África subsahariana del Banco Mundial. Ghana está negociando un préstamo chino para la electrificación de 1.200 millones de dólares. China es hábil al no condicionar sus préstamos. La ayuda al desarrollo de USA para todo el Sub-Sahara, incluyendo a Chad, ha sido reducida fuertemente en los últimos años por diversos motivos, mientras ha aumentado la ayuda militar. 



Sobre las matanzas de Darfur, que no genocidio

La campaña sobre el llamado “genocidio de Darfur” propiciada a nivel internacional por EEUU (que sin ser terminológicamente un genocidio o limpieza étnica, si fue un baño de sangre para la población civil), comenzó en 2003, al tiempo que empezaba a fluir el petróleo por el oleoducto Chad-Camerún. EEUU, interaccionando con Chad, ha tratado de conseguir el petróleo de Darfur y acceder a las nuevas fuentes chinas de petróleo. Para China, Chad y Darfur son solo una parte de su esfuerzo por obtener “petróleo en la fuente” en toda África, al igual que EEUU. Darfur es un territorio estratégico, junto a Chad y la República Centroafricana, al igual que Libia. Por otra parte, el grupo francés Total lidera un consorcio que controla una concesión de petróleo casi inexplorada en Jonglei, otro lugar de masacres civiles


Fin de la segunda guerra y comienzo del sangriento conflicto de Darfur 

No obstante, ya se había iniciado en 2003 la compleja y sangrienta crisis de Darfur. Otra vez el petróleo era el protagonista. Provisto de ayuda militar, entrenamiento y armas, en 2004, se ha acusado al presidente Deby de Chad de atacar Darfur y avivar el conflicto, suministrando vehículos todo terreno, armas y cañones antiaéreos para algunos grupos disidentes del sur sudanés que combatían al gobierno de Jartum en el sudoeste de Sudán. Ese apoyo militar de USA a Deby y desde Eritrea, que también apoyaba al SPLA, fue también responsable del baño de sangre en Darfur. Jartum reaccionó de forma recíproca desatando la tragedia. El Senado norteamericano adoptó una resolución en febrero de 2006 para estacionar tropas de la OTAN en Darfur, apoyadas por la ONU. El petróleo es la imagen de fondo.

Dos décadas duró la 2ª y terrible guerra civil de Sudán, que sumada a los efectos relacionados con el hambre y la sequía forzaron el desplazamiento de cuatro millones de personas (otras fuentes no sudistas relatan cerca de dos millones), y dos millones de muertes; no existen estadísticas fiables. 

El Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán (ELPS), actuales Fuerzas Armadas de Sudán del Sur, encabezaron la guerra secesionista. En 2002, tras tres años de negociaciones finalizó  con el Acuerdo de Naivasha en Nairobi, capital de Kenia, el 9 de enero 2005, con la firma del vicepresidente de Sudán, Ali Osman Taha, y el líder del Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán (SPLA), John Garang. 

El actual presidente de Sudán del Norte Omar Hasan al Bashir fue acusado de genocidio en Darfur por la Corte Penal Internacional, un tribunal parcial y favorable a los intereses occidentales en Sudán. La decisión fue rechazada por la UA, Liga Árabe y Movimiento de países no alineados mas distintos gobiernos. Los expertos creen que sería mejor dejarlo correr. Lo cual, no impide que al Bashir sea otro dictador.

 Los dos de marras


El 9 de julio de 2011 nacía un nuevo estado: Sudán del Sur, que accedía a la independencia tras un referéndum y ganaba por mayoría (la oposición no se presentó). 

 


 Israel y EEUU. Desestabilizar es su lema. La ONU calla

No obstante, dos años después, las cosas desgraciadamente no han cambiado demasiado, el petróleo y la ambición de unos y otros lo impide. A principios del mes que corre al Bashir ordenó cortar el flujo de petróleo, abierto hace pocos meses, pero que depende de la infraestructura de Sudán para su exportación; amenazó también con anular varios de los acuerdos conseguidos en 2011. Parece ser el único malo de la película; sin embargo, lo que los mass media generalistas occidentales callan son los ataques de fuerzas contrarias, como las cuatro bombas de dos toneladas lanzadas por un escuadrón de ocho F-15 israelíes sobre el complejo militar Yarmouk, cerca de Jartum, con el consentimiento norteamericano. Ni la “comunidad internacional” ni la ONU, ni la mayor parte de la prensa  y medios informativos dijeron nada.
                                  
Los conflictos interétnicos: norte, centro, sur... 

Según el acuerdo de 2005, Abyei debía celebrar una consulta popular propia para decidir si preferían sumarse al sur o al norte. El clima de temor entre dos etnias, los dinkas que querían un referendo local organizado por su cuenta y fuera del marco del acuerdo de paz, agravó el temor de los misseriyas a una anexión de Abyei (sin fronteras definidas), al sur, y que es reclamada por las dos partes, que la gobiernan según un estatuto administrativo especial. Los nómadas misseriyas proceden de una zona más al norte, y reclaman su derecho a continuar aprovechando las pasturas de Abyei para su ganado.  Es la historia interminable.


Nada que ver con los islamista, ni con los petroleros. 
Ni falta que les hace, parece.