Hay centros offshore extraterritoriales fuera de Europa, pero también están dentro de la misma Europa; su razón de ser es la acumulación de beneficios privados basados en la economía financiera no productiva (la que no crea riqueza ni empleo). El casi único objetivo de todos estos ladrones de guante blanco (sean empresas, mafias o particulares), es esquivar el control político y fiscal de los estados y los gobiernos a nivel internacional. Lo peor de todo es que los gobiernos lo saben desde hace décadas, pero existen intereses tanto políticos como económicos para su salvaguarda. Lo poco que ha salido a la luz, como los intentos de denuncia y declaraciones de transparencia se quedan en terminologías vacías, al igual que se quedó en el tintero aquello de la reestructuración organizacional del capitalismo responsable del que hablaba Castell.
La mentira está ahí fuera, y aquí dentro
El fenómeno de los mercados financieros internacionales desregulados (sin supervisión democrática estatal), ha ido en aumento en lugar de decrecer. La globalización económica más feroz desarrollada a principios de los años 90 y promocionada desde Washington en su famoso Consenso, fue aceptada por sus aliados y peones europeos de distintos colores, e imponiendo sus políticas a las economías más débiles, comenzando por América Latina, donde ya estaban instalados a menor escala desde décadas anteriores ayudados por políticos corruptos y dictaduras de esos países, pero fue en la década de los 90 que tiraron a matar del todo, como medio para explorar, desarrollar y explotar para el propio beneficio, sobre todo de Occidente, y de sus necesidades consumistas, mercados laborales en bosques vírgenes (de extracción petrolera o gas, maderera, metales preciosos o cualquier otro recurso natural expoliable y exportable), de lo cual se han beneficiado, principalmente, las oligarquías y élites locales, y que tanto daño han hecho en países del denominado Tercer Mundo a cientos de miles de personas y comunidades campesinas y etnias de América Latina, Asia y África.
Los mediadores oficiales de estas políticas agresivas son entes burocráticos superestatales, como el FMI y el Banco Mundial, también instalados Europa, y sus consecuencias han sido nefastas para millones de personas, incluidas miles de muertes, contaminación y cambio climático o expulsión de sus tierras a cientos de indígenas...). En Occidente han generado crisis como la actual que padecen millones de ciudadanos y ciudadanas de la UE.
Cierto es también que la globalización científica y cultural, aun sirviendo principalmente a los grandes poderes económicos, y gracias a la evolución de las nuevas tecnologías (de algo había de servir la industria del conocimiento, con Internet como referencia), han dejado ver otras realidades más oscuras, que sin embargo, aun siguen siendo deformadas por la “cierta ignorancia” seguidista de muchos mass media generalistas. Son las medias verdades de siempre, pero se trata de escarbar en las basuras de la manipulación y la injusticia consentida.
Europa. Centros Offshore. Lejos/cerca
Muchas normas aun vigentes de las políticas europeas de los últimos quince años, han permitido el desarrollo de distintos Centros Offshore en los microestados continentales y territorios de ultramar británicos y holandeses no integrados en la UE, pero que disfrutan de un estatus histórico especial y reconocido, por ejemplo, en el Tratado de Adhesión a Europa del Reino Unido en 1997 (Tratado de Amsterdam), ratificado en 2007, que atrae a capitales financieros internacionales sin preguntas incómodas ni controles estatales, y donde se lava el dinero procedente de negocios oscuros e innombrables, por horribles que sean. Capitales que se mueven con impunidad por este mundo globalizado en busca de estados con jurisdicciones blandas o casi inexistentes, también presentes en los estados europeos cómplices, cuyas legislaciones ignoran a propósito la más elemental ética, aunque se denominan estados democráticos, por aquello de que celebran elecciones cada cuatro años. Tales Tratados suscriben sin ningún pudor que “sus ciudadanos no se beneficiarían de las disposiciones del Derecho de la Unión relativas a la libre circulación de personas y servicios”, un reconocimiento jurídico al que se suma la política de contactos de la tecnocracia de Bruselas y que dan vida a esos microestados.
Tratado por el que se establece una Constitución para Europa,. Texto íntegro, Edición de la Oficina de Publicaciones Oficiales de las Comunidades Europeas, 2004, Luxemburgo, pág. 277.
Libro en pdf en papel reciclado, editado en 2008; de Juan Hdez.Vigueras.
La Europa opaca de las finanzas y sus Paraisos Fiscales Offshore.
Los tímidos intentos de la OCDE por la transparencia. Datos que nunca saldrán a la luz
Extracto. Quienes son
Acuerdos Bilaterales suscritos para su aplicación por la UE sobre fiscalidad en 2005 con las autoridades locales de los «paraísos fiscales» de las Islas de Jersey, Guernesey, las Islas Caimán y el Caribe.
Los microestados de Andorra, Mónaco, San Marino, Liechtenstein, Malta y Chipre (que ingresaron en 2004 como nuevos estados miembros.) Las Islas de Jersey, de Guernesey /Alderney/Sark en el Canal; y la isla de Man; Dependencias de la Corona Británica. Territorios británicos de ultramar como Gibraltar, las Islas Caimán, Las Bermudas, Anguila, Vírgenes Británicas, Monserrat y Turcas & Caicos. La Isla de Aruba y las Antillas Holandesas y territorios autónomos del Reino de Holanda. A los que hay que sumar Luxemburgo y Suiza, incluidas en el inventario de centros financieros extraterritoriales, considerados paraísos fiscales offshore de hecho, puesto que aplican regulaciones similares a las de los paraísos fiscales identificados por la OCDE .
La convocatoria del Foro de Estabilidad Financiera elaboró en el año 2000 un censo de centros offshore, y de la falta de supervisión y regulación de sus oscuros negocios financieros, que representaban una amenaza real para la estabilidad del sistema internacional. La OCDE analizó el alcance de la liberalización económica y la competencia desleal generada entre países y territorios con jurisdicciones blandas, siendo éstos «beneficiarios sin contrapartidas» y dando exenciones fiscales con la sola finalidad de atraer capital de otros países. Perseguía la adopción de medidas sancionadoras conjuntas en un proyecto multilateral, estableciendo criterios para su identificación (nula o baja fiscalidad, falta de transparencia, ausencia de cooperación con los demás países y una regulación que no exige actividad económica local para conceder beneficios fiscales), en ese mismo año 2000, la OCDE publicaba una lista oficial de jurisdicciones identificadas como paraísos fiscales, las cuales deberían suprimir tales prácticas perjudiciales antes de finalizar el año 2005. Algo que nunca salió a la luz.
El autor del libro referido arriba, sobre cuándo la OCDE publicaría el informe final sobre los resultados del Proyecto sobre los paraísos fiscales, tuvo una clara contestación: «never» (nunca), que respondió sin vacilar Jeffrey Owens, director del Centro de Política y Administración Fiscal de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, que acababa de hacer una presentación sobre La situación actual de los Paraísos Fiscales para los miembros del comité europeo de Tax Justice Network reunidos en París, 7-8 noviembre 2007.
Tax Justice Network (TJN), Identifying Tax Havens and Offshore Financial Centres; es un documento en el que se identifican 81 paraísos fiscales y centros financieros extraterritoriales.