Hipótesis inverosímil 2 (o indecidible): Jesús resucitó



Si la hipótesis inverosimil (o indecidible) de cómo Jesús resucitó se retrata, de un modo limitado si se quiere, en “El Hombre de la Tierra” (Man From Earth), dado que alrededor de dos horas de film no pueden dar de sí más (respecto del ser humano que afirma vivir desde hace 14.000 años), otras hipótesis dibujadas en la literatura antigua de distinto signo desde hace 2000 años (partiendo de la Biblia hebrea y cristiana) le han sucedido. Cabe decir que lo que más interesa, en realidad, son las hipótesis contemporáneas de estudiosos e investigadores de distintas disciplinas escépticos de tal “hecho”. El agnosticismo, en cierta oposición al ateismo cerrado en banda que esgrime su verdad absoluta, está interesado en pruebas (no solo empíricas o de laboratorio), que demuestren evidencias. Ambos conceptos se sustentan en la ciencia, que no tiene un solo camino por recorrer, el conocimiento de fuentes antiguas como actuales es otra vía, cuando se investiga la posibilidad (remota) de que cualquier fenómeno excepcional o su afirmación pudiera ser cierto. Y existen distintas técnicas para intentarlo. 


Menos interesan (aunque no se rechacen del todo) otras hipótesis, que partiendo de sus propias creencias religiosas, “valores”, dogmas o incredulidad (respetables), intentan análisis comparativos interesados de Jesús con profetas mesiánicos o dioses antiguos, (aquellos que van mutando de significado en el tiempo, por ejemplo Mitra), o ciertos análisis particularistas de teólogos cristianos, que al establecer líneas de análisis “argumentales” descartan toda relación sincretista e histórica o mítica argumentada (sea relacionada con el antiguo Egipto, dioses griegos o nórdicos, zoroastrismo, budismo...). Otros estudios más fiables realizados por historiadores, geólogos, antropólogos, arqueólogos, filólogos etc, supuestos neutrales, cuestionan, niegan o llegan al punto “indecidible” de la afirmación bíblica cristiana sobre la resurección de Jesús. Sin embargo, la coincidencia histórica argumentada de su existencia parece estar ya fuera de duda. (argumentos más abajo). Existen coincidencias históricas sobre relatos de la Biblia, algunas demostradas, algunas dudosas y se rechazan de plano otras. Y existen, por supuesto, tesis peregrinas y/o estrambóticas “seductoras” y “peligrosas” míticas, que dibujo por encima. No es, por cierto, la que viene a continuación.


El enunciado y su planteamiento en el lenguaje axiomático 

Lo he intentado, pero me sobrepasa de lejos. No obstante, sería un desafío (para genios matemáticos y lingüistas), que no es mi caso. Extremadamente resumido, ahí va, en relación al tema que nos ocupa, el enunciado y proposición: Jesús resucitó. 

El concepto de enunciado, según la Ciencia Lógica, sería toda expresión hecha en un lenguaje cuyo sentido es inequívoco al afirmar su verdad o su falsedad. Hay, además, una estructura más profunda que los lógicos llaman proposición, que tiene más en cuenta el significado que la forma de enunciarlo. Al considerar más de un enunciado, la suposición de un valor de verdad para unos condiciona los valores de verdad para otros. Si se supone verdadero un enunciado, su negación debe ser forzosamente falsa. El problema se plantea, en el Teorema de la incompletitud de Godel, al proponer un enunciado, de principio, desde el que se deduce otro u otros. 

Los enunciados pueden ser de dos clases: axiomas o postulados. Los axiomas son enunciados de verdad evidente, los postulados no lo son. Si aparece una afirmación imposible de demostrar a partir de este sistema, nos encontramos ante lo “indecidible”. En ese indecidible, su negación o afirmación lógica es dependiente del indecidible. Un sistema axiomático debe ser: 

Consistente, coherente y compatible. Significa que ningún axioma o postulado debe ser contradictorio en sí mismo, ni contradecir total o parcialmente a los demás enunciados del sistema. 
Los enunciados deben ser lógicamente independientes entre sí. Ningún enunciado (o sus partes) debe deducirse de otro o de una combinación de otros. 
Completo. La afirmación que se haga necesita una demostración de su verdad o su falsedad, en relación a la verdad supuesta del o de los enunciados del sistema axiomático, o quedaría incompleta

Una labor gigantesca, mejor imposible o inútil, al tratar de analizar enunciados, afirmaciones, negaciones o conceptos engarzados con supuestas realidades, historias, mitos, creencias, o leyendas de hace 2000 años, que a su vez se interelacionan con siglos e incluso milenios pretéritos. ¿Quién podría asomarse a tal abismo?. El conocimiento es goloso, la mente humana limitada, al igual que el tiempo. Aun así existen textos antiguos impresionantes, incluso los que han sufrido manipulacion o se han reinterpretado y que pueden considerarse o no míticos, y no por ello dejan de asombrar.

Líderes, profetas, conquistadores y héroes 

A través de los siglos, en la historia antigua conocida o presupuesta han exisistido distintos mitos sobre personajes excepcionales y/o terribles. Líderes/profetas que han guiado a grupos humanos desesperados y oprimidos hacia su liberación, mediante órdenes “divinas” o valiéndose de ellas, y que, a su vez, han oprimido a otros grupos humanos que se les oponían, al igual que a sus dioses y costumbres. Héroes de batallas legendarias o conquistadores de tierras lejanas han abierto caminos de conocimiento (Alejandro Magno, Pizarro ...), igualmente regados con la sangre de otros. 



El poder que corrompe la débil “alma” humana, se ha servido tanto de dioses paganos como del Dios abrahámico monoteista bíblico (del que deriva el Judaismo, el Cristianismo y el Islam) para producir, además de doctrinas e intentos de justicia, miles de muertes a los desobedientes de sus normas, los por ellos denominados herejes, infieles o fornicarios; inventar Inquisiciones y en nombre de tal Dios o tal otro torturar, quemar y ejecutar a masas de seres inocentes, reinterpretando (¿o no?) durante siglos, los preceptos y sacrificios impuestos por sus amos divinos o inventados, por ejemplo Jehová. Del mismo modo se han reinterpretado las enseñanzas de Jesús el galileo. El poder, divino o humano, se ha impuesto mediante la manipulación y el terror, contra otros poderes quizá parecidos según las distintas interpretaciones. Cuando los cristianos eran una secta minoritaria fueron perseguidos durante la vida de su líder, mucho más después, con cientos sino miles de muertos, al igual que lo fueron los miles de judíos muertos por el poder del Imperio Romano; después se dio la vuelta a la tortilla persiguiendo a la inteligencia: un ejemplo: Hipatia.


A otros batalladores legendarios y crueles certificados por la Historia, no les hizo falta aludir a dios alguno para imponerse y arrasar con pueblos y naciones enteras. (Gengis Kan). Los conceptos del bien y el mal se desdibujaban. Y desde hace dos siglos, hasta el evolucionado y mediático presente, algo menos.

Héroes, algunos anónimos, han expuesto su propia vida en operaciones de peligro extremo para salvar a poblaciones enteras de una muerte segura, antes y ahora (Espartaco, los héroes de Chernobil), y también lo contrario, líderes de la historia antigua, moderna y contemporánea han arrastrado a grupos humanos y ejércitos ejerciendo de asesinos en masa, a la vez que de grandes conquistadores o invasores de tierras que no les pertenecían, diezmando a su población y beneficiándose de sus recursos (excluyendo en muchas ocasiones a las mujeres para servirse de ellas como esclavas sexuales), algo que sigue coexistiendo en muchos de los conflictos armados que son o han sido en la historia reciente. Quienes se han creido en posesion de una sola verdad, de un solo Dios o de un “ideal” han justificado sus matanzas en Inquisiciones o guerras, santas o paganas. Es la parte triste de la historia del mundo.




Iluminados 

En tiempos antiguos y recientes algunos iluminados se han creído semi dioses, respecto del resto de población humana, justificando sus matanzas o racismo extremo con tesis míticas de mas allá de este mundo (el nazismo esotérico) el cual (mundo actual) deben combatir como guerreros para volver a su supuesta lejana pureza esférica robada por el Demiurgo, al que suponen el Dios de los hebreos y autor del mundo en que vivimos. A Jesús lo equiparan con el dios Jehová/Yahvé (no solo ellos). María, madre de Jesús, fue embarazada por un soldado romano según estas tesis, que aunque parezca extraño también comparten con sus enemigos judíos. Mientras el posible Cristo sería Lucifer (son los nazis hiperbóreos). Relacionados con esta mezcolanza estilo “new age”, estarían los maestros ascendidos de algunas sectas “gnósticas” seudo nazis, rehechas o reinterpretadas y que devienen del siglo XVIII y XIX, como la Gran Hermandad Blanca o Nueva Acrópolis. Algunas de sus “teorías” (limitadas hacia la propaganda externa) se confunden, mezclan y copian de textos y conocimientos ancestrales considerados sagrados de la India; incluso copiaron el símbolo de la cruz gamada (que dibujaban al revés), junto a interpretaciones,en parte interesadas, de la filosofía platónica y cosmogonías esotéricas. Interpretan la gran explosión (big bang) como el inicio del mal. El hitleriano Miguel Serrano desarrolla estas tesis con conceptos seudo científicos y mitológicos relacionados (mito órfico), que no difieren tanto, aunque se crean únicos, de otras que apuntan a estrellas lejanas.



Jesús el galileo 

La reflexión básica sobre líderes, profetas y héroes, es que tales personajes, sin excepción, han muerto. Sea asesinados, por accidente o enfermedad o quizá suicidio, Jesús no fue el único. La diferencia, tomando como premisa los textos conocidos como evangelios y otros extra bíblicos o apócrifos (y dejando para análisis posteriores su posible manipulación), es que en todos existen afirmaciones categóricas de Jesús sobre sí mismo; una de las principales es que predice en distintas ocasiones cómo y cuando tendría lugar su muerte, y cuya resignación a tal hecho lo enlaza con el cumplimiento de antiguas profecías del Antiguo Testamento (Jeremías), por ejemplo, sobre el Mesías-Cristo, Siervo e Hijo de Dios que debía venir, ser humillado, sacrificado como un cordero, morir y resucitar (no por todos, sí por muchos).

La diferencia con otros líderes/profetas del pasado es que todos murieron, de lo que dieron fe sus contemporáneos (Moisés: que otros estudiosos relacionan con mitos de profetas y religiones muy anteriores a las monoteístas). También murieron Buda, Confucio, Krisna y Mahoma etc.). Ninguno al parecer resucitó. Otra afirmación categórica de Jesús es que la muerte no tenía poder sobre él. Algunas de estas afirmaciones, como que es el Hijo del Hombre o Hijo del Dios creador de todo y que volverá entre nubes a juzgar etc., se hallan explicitadas mejor en el llamado Documento Q, o primer evangelio, sobre el cual existe un consenso (fechado) bastante generalizado, pero igualmente cuestionado, entre estudiosos, investigadores y científicos. En dicho documento se estudia el contexto social, político y religioso, incluso geográfico del tiempo que vivió Jesús; las sectas y/o escuelas existentes y clases sociales (C. Vidal Manzanares). No obstante, las interpretaciones o ciertos aspectos respecto, por ejemplo, a la clase social atribuida a Jesús que recoge el documento, difieren entre los distintos movimientos cristianos, como la visión de la "Teología de la liberación" del teólogo cristiano (Juan José Tamayo), perseguida por la Iglesia Católica. 




La literatura extrabíblica coincide con el Antiguo Testamento en la adscripción davídica al linaje del Mesías (Miqueas 5, 2, etc.), pero, mientras pasajes del Antiguo Testamento, como los de Jeremías 30, 8 ss o Ezequiel 37, 21 ss, consideran que la aparición de este rey nombrado por Dios implicará una salvación terrenal, final y eterna, en 4 Esdras 7, 26ss; 11–14; Baruc 29, 30, 40 o Sanhedrín 96b ss, la idea de tal reinado sólo será provisional, precediendo a otro definitivo implantado por Dios.

La vida y los tiempos de Jesús el Mesías, Tarrasa, 1988, v. II, pgs. 689 ss (acerca de la interpretación rabínica del mesías); C. Vidal Manzanares, «Mesías» en Diccionario de las Tres religiones, Madrid, 1993. El documento Q.

Interrogantes históricos. 

La historia de la predicación de Jesús tuvo poca importancia política y religiosa en sus inicios, era una más de las presencias incómodas en una región periférica del Imperio Romano. Su fuerza llegó mucho después. Los 27 libros del Nuevo Testamento, en particular los cuatro evangelios canónicos, y la literatura cristiana (patrística y apócrifa) de los siglos I y II, parecen suficientes para demostrar su existencia; además de algunos testimonios de escritores paganos y judíos sobre Jesús que sirven para confirmarla. Se podría decir entonces que su muerte fue una más, solo significativa para sus mas allegados o grupos de seguidores, lejanos o huidos aquel nefasto día. En el siglo I, el historiador samaritano Thallos aludió en sus escritos a las tinieblas que sobrevinieron en ocasión de la muerte de Jesús, que explicó como un eclipse de sol, esa parte de sus escritos fue citada por los historiadores romanos Julio Africano y Flegón Tralliano. 

El Talmud rabínico babilónico, hace referencias despreciativas e insultos muy fuertes (como llamar prostituta a María, madre de Jesús, afirmando que fue violada por un soldado romano. Y sobre su condena a muerte, con intervención de las autoridades religiosas judías, y de sus milagros (rechazados como producto de la magia) dice en un pasaje : "En la víspera de la fiesta de Pascua se colgó a Jesús. Cuarenta días antes, el heraldo había proclamado: `Es conducido fuera para ser lapidado, por haber practicado la magia, haber seducido a Israel y haberlo hecho apostatar. El que tenga algo que decir en su defensa, que venga y lo diga´. Como nadie se presentó en su defensa, se lo colgó la víspera de la fiesta de pascua" (Sanhedrin 43a). (Si esto fuera cierto, habría una contradicción evidente con los evangelios conocidos, ya que se dice que fue preso un día jueves y al día siguiente viernes crucificado).

Josefo (c.37-c.100 d.C.) escribió, “En este tiempo apareció Jesús, un hombre emprendedor de obras asombrosas (existen ciertas dudas de manipulación); Tácito (c.56-.120 d.C.) historiador romano escribió, “Christus, de quien el nombre tuvo su origen, sufrió la extrema sanción en las manos de nuestro procurador, Poncio Pilatos.”. También narra el pavoroso incendio de Roma del año 64, y escribe que "para acabar con los rumores que apuntaban a Nerón (cuestionables históricamente pues se dice que no estaba en Roma), presentó como culpables y sometió a los más rebuscados tormentos a los que el vulgo llamaba cristianos, aborrecidos por sus ignominias. Aquel de quien tomaban nombre, Cristo, ejecutado en el reinado de Tiberio por el procurador Poncio Pilato.

El escritor Luciano de Samosata, oriundo de Siria, se refiere a Jesús en dos sátiras burlescas ("Sobre la muerte de Peregrino" y "Proteo"). En la primera dice de los cristianos: "Después, por cierto, de aquel hombre a quien siguen amando, fue crucificado en Palestina por haber introducido esta nueva religión en la vida de los hombres (... ) que les convenció de que todos eran hermanos y así, tan pronto como incurren en este delito, reniegan de los dioses griegos y en cambio adoran a aquel sofista crucificado y viven según sus preceptos”.

Crossan, un escéptico de la resurección, Joseph Campbell o John Dominicy, están de acuerdo que Jesús realmente vivió y murió. “Que él fue crucificado es tan seguro como cualquier hecho histórico puede llegar a ser. El erudito John Warwick coincide. No así  Bertrand Rusell y muchos otros. Y más argumentos.

La muerte de Jesús y el tema de la tumba vacía. ¿A dónde fue el cuerpo? 

Un artículo en la revista American Medical Association, explica por qué la llamada “teoría del desvanecimiento” no se sostiene. “El peso de la evidencia histórica y médica indica que Jesús estaba muerto (…). La lanza, hundida entre su costilla derecha, probablemente perforo no solo su pulmón derecho, también el pericardio y corazón y de ese modo aseguraron su muerte.” El Dr. Paul L. Maier, profesor de historia antigua en Western Michigan University, declaró, “Si toda la evidencia es pesada cuidadosamente, es justificable concluir que la tumba en la que Jesús estaba enterrado estaba realmente vacía en la mañana de la primera Pascua. Y ninguna evidencia ha sido descubierta aun que pueda refutar esta declaración. 

 La tumba pertenecía, según nos han contado, al miembro del Sanhedrín José de Arimatea. En Israel en aquel tiempo, para estar en el Sanhedrín había que ser una persona importante. Algunos estudiosos del tema, entre ellos el periodista Frank Morison, se preguntan por qué los enemigos de Jesús permitieron que el “mito de la tumba vacía” persistiera si no era cierto. El descubrimiento del cuerpo de Jesús habría dejado sin argumentos la supuesta conspiración de quienes hallaron la tumba vacía. Es conocido históricamente que los enemigos de Jesús acusaron a sus discípulos de robar el cuerpo, tal acusación se basa en la creencia compartida por amigos y enemigos de que la tumba estaba vacía.

Es sabido, además, que al ser perseguida la secta de Jesús y arrestar a su líder, éste fue abandonado en un principio por sus allegados, incluso negado. Sus seguidores estaban escondidos y con miedo; la tumba, cuya piedra se dice que pesaba 2 toneladas estaba custodiada por soldados romanos, algo que pidieron los sacerdotes del Sanhedrín a Pilatos, precisamente para que sus seguidores no pudiesen robar el cuerpo y justificar con ello la resurección, que había mantenido Jesús tendría lugar en tres días. No obstante, son deducciones que no pueden demostrarse empíricamente, ni siquiera otras investigaciones arqueológicas muy sonadas de hace pocas décadas.



A favor y en contra

Al parecer las opiniones o posibles demostraciones chocan con las ideologías contrarias que ya están predispuestas ¿o no?.  Los pro-ciencia ateos lo niegan científicos; otros supuestos escépticos pero creyentes lo contrario. Morison, comenzó una particular investigación para escribir un libro y poder refutar la resurrección de Jesús como un mito o engaño, pero no pudo argumentarlo. Extraña el comportamiento posterior de los discípulos, tras la supuesta resurección, a algunos estudiosos, historiadores, psicólogos y escépticos. ¿Por qué esos 11 cobardes, en principio escondidos, estaban de repente dispuestos a sufrir humillación, tortura, y muerte por una mentira?. Todos, menos uno, fueron asesinados como mártires. Moreland escribió, “Aquellos que mienten por una ganancia personal no se quedan juntos mucho tiempo”, y 40 años es mucho tiempo. Josh McDowell declaró, “Tras más de setecientas horas de estudiar este tema minuciosamente e investigar su fundamento, he llegado a la conclusión de que tal resurrección es el más malvado e intencionado engaño impuesto en nuestras mentes o el más fantástico hecho de la historia.” (O un gran autoengaño -plural- extendido a través de los siglos). El estudioso en Biblia Wilbur Smith comentó acerca de Jesús: “Cuando él dice que Él mismo se levantaría otra vez de la muerte, el tercer día después de ser crucificado, dice algo que solo un tonto se atrevería a decir si no está absolutamente seguro.

En épocas de la vida de Jesús, anteriores y posteriores, fueron muchos los que aspiraban a convertirse en mesías o se autoproclamaban como tales, con distintos intereses, divinos o humanos, reyes que se autodivinizaban etc. El bueno de Jesús prevaleció entre todos.


Conclusión abierta: “indecidible”. Continuará con, quizá, más hipótesis