Tesalónica: La revolución de las patatas y otros conflictos


Desde que empezó la crisis en Grecia, en distintas ciudades han aparecido huertos colectivos. Un “fenómeno” conocido como «la revolución de las patatas», por ejemplo, ha tenido una amplia difusión en este último año. En Tesalónica, la segunda ciudad de Grecia, hay un huerto creado por doscientas personas de distintos géneros, edades y profesiones en un terreno militar que ocuparon. Las verduras crecen, y los hortelanos han estudiado y elaborado planos de las plantaciones, y de momento les han dejado hacer. Productores/as de patatas de la región de Nevrokopi, en el norte del país, tenían, hace algo más de un año, una gran cosecha de patatas que no conseguían vender a un precio justo. Los supermercados ofrecían 15 céntimos por kilo, lo que no cubría los costes de producción, y las revendían a más de 70 céntimos. Ante el agravio comparativo los agricultores reaccionaron distribuyendo toneladas de patatas gratis en las plaza de las grandes ciudades, tras lo cual, el profesor de gimnasia de Katerini, Elías Tsolakidis se puso en contacto con ellos, y juntos organizaron un sistema de pedidos directos de los consumidores por Internet. A partir de esta iniciativa, las y los agricultores se desplazan por distintas ciudades griegas instalándose con sus camiones en los aparcamientos; venden las patatas a 25 céntimos por kilo, y con ello ganan consumidores y productores, al margen de los supermercados, que aunque tuvieron que bajar sus precios, en comparación éstos son muy altos. Este modo de hacer se está extendiendo también a otros productos como el aceite de oliva, la harina y el arroz. 

En Tesalónica, hay más conflictos, como era de esperar, uno que cuenta con una fuerte oposición ciudadana es el proyecto de una mina de oro a cielo abierto en la región de Halkidiki, que destruirá varios pueblos y el bosque de Skouries, una región forestal de las más ricas de Europa en biodiversidad. Algunos profesionales de la medicina grupos ecologistas más informados y quienes van a sufrir las consecuencias de la puesta en marcha de esta nueva agresión a la Tierra, están indignados debido a la gran volatilidad del polvo que genera la mina, se prevén graves problemas de contaminación de las capas freáticas a causa de la utilización masiva de cianuro que se emplea regularmente en la extracción de oro, y se teme que el Estado, bajo presión, malvenda las riquezas minerales del subsuelo. La gente está preocupada, ya que los bosques griegos, casi todos públicos y poco explotados, puedan ser vendidos a cualquier tipo de proyecto. 




Problemas de atención básica en salud

El médico Alexis Benos afirma: «Es un desastre (…), una calamidad natural que se abate en las islas; como médico, afirma, que, en los dos últimos años ha conocido un aumento significativo de suicidios, y el aumento de trastornos de tipo psíquico, al tiempo que el gobierno recorta y destruye el sistema sanitario público. (…). En Tesalónica, se está desarrollando un movimiento de solidaridad y hemos creado un centro médico solidario. Somos más de 60 personas del sector de la salud. Trabajamos en el centro fuera de nuestro horario laboral y atendemos a personas que ya no tienen ningún acceso a la atención, por falta de servicios públicos o porque ya no tienen seguro. La crisis es brutal para las personas que antes no eran pobres, tenían un empleo o un negocio y de la noche a la mañana perdieron todo. Esos son nuestros pacientes. Cuando abrimos el centro médico solidario pensábamos que la mayoría de las personas que acudirían a nosotros serían inmigrantes. Pero en la actualidad el 70% son población griega.

Huertos urbanos en España

Desde enero de 2011 funciona la Red de Huertos Urbanos de Madrid con intención de compartir recursos, estrategias y energías entre más de cuarenta huertos urbanos. O en Barcelona. En distintos lugares de nuestro país se está extendiendo este tipo de cultivos, son una alternativa aun incipiente frente a la crisis, y evoluciona que hacia un ecologismo que rechaza los pesticidas o herbicidas químicos, algunos tan destructivos como el glisofato de Monsanto tan extendido por la multinacional en todo el mundo.