Los ejemplos serían “cuasi infinitos”; la impunidad contra tanto cobarde es algo casi natural en determinadas sociedades tradicionalistas-religiosas, o en países que han sido dictaduras militares hasta no hace tanto, o sujetas al apartheid racista, y que si bien en el presente hacen gala de parlamentos democráticos porque se realizan elecciones cada X tiempo, éstas no suelen ser limpias (existen grados), y los distintos partidos y gobiernos se mantienen en medio (o en las sombras) relacionados con grupos de influencia y poder económico y social corrupto y mafioso, incluidos funcionarios del Estado y agentes de distintos departamentos, alcaldes y personas + o – importantes o famosos, y elementos de la policía y el ejército que saltan a las páginas de sucesos por crímenes machistas de distinto pelaje, antiguos y actuales.
Casos tristemente famosos son los de O. J. Simpson en EEUU, o el más reciente del violento deportista de fama Pistorius, asesino consciente de su novia, lo que da una idea de lo difícil que es hacer justicia cuando se está arropado por abogados caros y otros privilegios faltos de ética.
Otra de las múltiples caras del machismo, por ejemplo en África tiene actores siniestros, autores directos de las denominadas “Violaciones correctivas”. Sabido es la violencia institucional de muchos gobiernos autoritarios, fundamentalistas u homófobos contra las personas más vulnerables (niños/as, mujeres, homosexuales o ancianos). La especificidad en el ejercicio de la violencia contra las mujeres, es que ésta es solo por razón de su sexo, y se da en todas las sociedades del mundo, indistintamente de la etnia o clase social.
El terror machista en América Latina
El espectro del terror machista es amplio, los feminicidios se suceden, al igual que la impunidad, por ejemplo con los proxenetas, explotadores y asesinos de mujeres que nunca terminan de pagar del todo, un ejemplo entre cientos en Argentina, donde, por otra parte, la persecución, humillación y tortura de la policía contra las trabajadoras sexuales, al igual que en otros países del entorno es constante. Datos aquí
Cientos de miles de asesinatos quedan sin castigo en América Latina ( en México, Guatemala, el Salvador, Honduras, el Caribe, Brasil etc). Fue en la República Dominicana, y en recuerdo de las tres hermanas Miraball asesinadas por la dictadura del sangriento Trujillo, que la ONU promulgó en 1999 el 25 de noviembre como día contra la violencia de género.
Cientos de miles de asesinatos quedan sin castigo en América Latina ( en México, Guatemala, el Salvador, Honduras, el Caribe, Brasil etc). Fue en la República Dominicana, y en recuerdo de las tres hermanas Miraball asesinadas por la dictadura del sangriento Trujillo, que la ONU promulgó en 1999 el 25 de noviembre como día contra la violencia de género.
En Argentina, la dictadura militar hizo estragos. Miles de desaparecidos, secuestrados, torturados, ejecutados... y secuestradas y torturadas, puesto que igualmente se explayó con las mujeres y presas políticas. Las violaciones a los derechos humanos cometidos entre 1976 y 1983 en La Pampa contra muchas mujeres, hubieron de esperar 34 años para poder ser desvelados. Algunas frases de estas mujeres en los juicios...
“Me encapucharon y golpearon”; “perdí quince embarazos”; “guerrillera peligrosa”; “esta es tortillera... y pararon el manoseo”. “Cuando me llevaron a la oficina no podía reconocer mi cuerpo...”; “me levantaron el pantalón y después de ser abusada me dejaron sola en la camioneta”.
Las violaciones de derechos cometidas sobre las mujeres en muchos países, aunque se cuenten por miles, no se contemplan desde la perspectiva de género a la hora de juzgar delitos de lesa humanidad, las situaciones vividas por mujeres en entornos de conflicto o guerra deja entrever el lado más oscuro y extremo del patriarcado, al utilizar los malos tratos y la violencia sexual como arma política. La antropóloga francesa, Francoise Héritie lo narra en su libro”Masculino-Femenino”.
En España ya hay más de 48 muertes de mujeres y cinco niños por violencia machista en 2014. Tras años de campañas para involucrar a la sociedad en la denuncia y reconocimiento de la violencia contra las mujeres, continúan los problemas, condicionamientos y circunstancias personales y familiares complejas que frenan su avance, como la negación de las propias víctimas de la situación que están viviendo, creer que el problema puede arreglarse de puertas para dentro, o el mirar para otro lado de amigos, familiares, conocidos, vecinos...).