¿Qué es arrepentirse? ¿De qué vale arrepentirse? ¿Cuál es el auténtico dolor del “arrepentirse”? ¿Hasta dónde indagar y qué caminos recorrer para asumir, hasta la última coma, el hecho o los hechos nefastos, cobardes, indiferentes o viles que, realizados individualmente o en grupo, han ocasionado sufrimiento y muerte a seres inocentes? ¿Y cuál sería la penitencia interna?.
Podrían hacerse otros planteamientos desde diferentes opciones semánticas con enfoques históricos, sociológicos, políticos, económicos... Quizá pudiera parecer que los términos: arrepentirse o penitencia derivan exclusivamente de la religión, en particular de la hebrea o cristiana, ya que dichos términos se encuentran en distintos textos antiguos de ambas doctrinas y son utilizados frecuentemente por sus “funcionarios”, que distorsionan sus contenidos, entretejidos con mitos o historias interesadas de la Historia, publicitadas por profetas del pasado o rabinos del presente, imanes, sacerdotes católicos, protestantes, cristianos ortodoxos, tele predicadores y otros. O sectas destructivas y asesinas
Hay quienes matan deliberada o intencionadamente y no se arrepienten. Matan las guerras y el hambre; también las políticas impuestas de los gobiernos “peones” de poderes mayores, matan quienes las ponen en práctica, matan quienes se vengan de otras atrocidades y las cometen aun mayores, matan a veces la frustración, la ambigüedad, la insensibilidad ajena o la propia frialdad. Por ejemplo, un suicida que mata a un montón de pasajeros inocentes en un avión. Quien mata cobardemente a persona o animal en inferioridad de condiciones físicas. Un árbol no devuelve el golpe.
Hacerse responsable
Desde lo más personal e íntimo de cada cual, la cuestión ¿utópica? sería hacerse responsable, se consciente del daño causado, incluso el causado sin ser o querer ser del todo consciente o sin el propósito de hacer daño, pero que derivó en daño por distintas circunstancias, unas más justificables que otras, dependiendo de hacia donde se apunte: el “no darse cuenta a tiempo” y más complejidades añadidas. No obviar el hecho de que, de haber actuado a tiempo o de otro modo las cosas hubieran podido ser diferentes, o quizá no. La cuestión es hacerse responsable de la parte que toca a cada cual, sin justificaciones externas o internas, de eso se trata.
Arrepentirse no solo apunta en una dirección- Podría ser aceptar, sentir y tragarse el dolor, llorar, necesitar desde lo más hondo del ser pedir perdón, aun sin perdonarnos a nosotros mismos. Esa sería la penitencia interna, al margen de lo político-económico-social y de sus normas, re glas y castigo y al margen de lo religioso.
“Masoquismo mental”, dirán las gentes a quienes no interesa ahondar en sus fallos ni asumirlos, y sí ignorarlos o justificarlos, no hacerles frente, olvidarlos, anularlos, encubrirlos... huir. ¿Masoquismo. Venganza? ¿O hay más?.
Es tan difícil hacerse responsable.