Miente, miente... Que algo quedará


Hay gente “importante” en este país (contemplando lo de importante como estatus de poder y sin entrar a analizar cuando, cómo y por qué se ha llegado a ese poder), con toda clase de medios a su disposición: Económicos, financieros y empresariales. Institucionales (públicos y privados), esos que dicen estar al servicio de todos. Mediáticos (prensa, radio, tv). Internet (un medio menos manipulable, no siempre), u otros espacios personales privados y públicos (asociativos, fundacionales, religiosos, “jurídicos”...). Altavoces desde donde dirigen y manipulan a su favor la información, el pensamiento, las actitudes y las acciones de tantas personas. Mienten y disuaden con una sonrisa en los labios cuando es preciso (para ellos), quieren creer sus propias mentiras y convencen de éstas a mucha gente, sobre todo en periodo electoral, que es cuando lo necesitan.

A otros, sin embargo, se les niega el pan y la sal, ni siquiera les dan acceso, o el mínimo posible, a algunos de esos altavoces que por derecho legal (cara a unas elecciones) les corresponde, como ha pasado en estos días en la Radio Pública (Radio Nacional de España) con Podemos. Desde distintos altavoces se les margina y denigra a propósito, se les difama y se inventa lo que no está escrito. Son más que adversarios políticos; no han solicitado ayuda de los bancos, nuestros carceleros y sus aliados, tampoco han podido sufragar las típicas cartas de los partidos que nos llegan a casa para pedir el voto. Son los malos.

¿Será alguna gente tan corta de mente o mal informada para creerse las chorradas que algunos/as políticos esgrimen?. Al parecer si, tal como se creyeron que el ex dictador Sadam Hussein de Irak tenía bombas de destrucción masiva o que Eta fue la autora de los atentados del 11 M, sin justificar a unos o a otros (ni a los otros) por su responsabilidad en sus actos criminales. Los mentirosos prueban fortuna una vez más, mejor, no la sueltan.
Otros políticos que en un principio parecían no mentir, tras más de tres décadas de sillones democráticos y de catar poder, sueldazos, comisiones, coches oficiales o cargos importantes, que les son ofrecidos en otras áreas de poder tras dejar su vida política, aun contando con sueldos de por vida y otras prebendas afines a la clase política, esos otros, a pesar de su semántica nunca han puesto en cuestión, o poco, los ámbitos de poder estructurales corruptos y otros más sensibles, porque ya eran juez y parte de los mismos, pese a su verborrea, y apenas si se distinguían ya de los primeros, a excepción de cuestiones básicas o cuños ideológicos con semánticas y colores diferenciales. 

Las medias verdades han sido y siguen siendo aliadas de los partidos políticos al uso. En el presente, unos más que otros se "han dado cuenta" de algunos de sus errores y dicen que quieren enmendarlos, esta vez de verdad, porque son los más experimentados y la única alternativa. Unos y otros mercantilean a última hora con buenas nuevas para los próximos años. Todo lo cual no excluye, en unos y en otros, esfuerzo o dedicación hacia ciertos objetivos, lo que sería objeto de otra reflexión.


La verborrea populista es menos fácil en periodo electoral, cuando se está en el gobierno (ya que al mirar hacia atrás se ve (quien quiera ver) las mentiras dichas en el periodo electoral anterior, el incumplimiento de promesas y las consecuencias de políticas nefastas para tanta gente). La verborrea es más fácil en la oposición, que puede echárselo en cara al otro en plan mitinero. Así, el “y tú más” y la agresividad verbal por llegar de nuevo al poder o por no querer soltarlo prima. Las diferencias terminológicas del bipartidismo aumentan estrepitosamente en periodo pre y electoral, echando mano de una palabrería de tan usada como aburrida que deja a mucha gente sin pensamientos propios, en dependencia contínua. Aunque esto "parece" estar cambiando últimamente

Para cierto tipo de gente adicta al poder, sus jerarquías y entresijos, las medias verdades (que también son mentiras por lo que ocultan), son el pan nuestro de cada día. A mucha gente cercana a sus postulados no les importa demasiado que sus políticos mientan o digan solo una parte de la verdad, la que les interesa y se agarran a ello como a una tabla de salvación; quieren su media “verdad”, suplican por ella, gritan por ella, atacan por ella por todos los flancos posibles; y cuando alguien les muestra la otra cara de la luna le escupen en la cara o huyen horrorizados y se esconden porque no quieren saber nada, con su media verdad se conforman. Son pequeños de mente y no se plantean cambiar, nunca se lo han planteado. 

A otros/as les han moldeado los egos y enseñado a venderse, por poco o por mucho, y ni siquiera se dan cuenta, quizá ni les importe.
Otros/as sí saben de qué va la cosa, pero les son indiferentes las medias verdades mientras les favorezcan a ellos, aunque los perjudicados sean legión. El miedo no es libre


Son grandes y pequeños hipócritas (en el poder, a su sombra o dependientes casi psíquicos) cuyo color no es tan heterogéneo. La pena es que tras de ellos hay mucha gente sencilla y crédula fácilmente manipulable. Aunque también eso parece estar cambiando ¿Comenzará la gente, esa que nunca ha ido a manifestaciones ni se ha mojado en nada por los demás, que se lava las manos constantemente, que calla y otorga porque es lo más conveniente, o solo se mira al espejo o mira la tele, a abrir los ojos alguna vez y mirar más allá de su propio ombligo?.

(PP)Saduceos; PSOE (Fariseos)

Las disputas entre los más grandes hipócritas son solo de intereses, disfrazados a veces de virtudes. Su objetivo primero es el beneficio y el pode (institucional, político y económico, incluso religioso), poseen roles de actor e influencias dinerarias y catecismos aprehendidos e interiorizados desde su más tierna infancia en colegios privados. Todo lo cual no significa que ello esté exento de trabajo o esfuerzo en alguna dirección ni tampoco que no tengan emociones o amor a sus más allegados o a su Patria (pero el dinero robado a la población, que tanto dicen querer está guardado en Paraísos Fiscales o en manos de empresas trasnacionales sin escrúpulos, esas que fuera de su Patria (y dentro si pueden) esclavizan a otras gentes y los derechos humanos más básicos. Roban los recursos naturales de otros estados con la connivencia de gobiernos corruptos que arrasan con el Planeta y los seres vivos.

Unos y otros se llaman así mismos demócratas y además se lo creen; y es que existen niveles en democracia, como en las medias verdades.

La Cooperación al Desarrollo sabe mucho de estas asociaciones multilaterales, vía negocio, que pisotean derechos elementales y permiten el trabajo esclavo, incluso lo han “denunciado” desde las propias instancias oficiales, y propuesto (desde años a) una metodología y unas directrices que permitan limpiar un poco este sendero turbio de intercambios, principalmente para que sus socios corruptos y amiguetes, expertos en meter mano, enriquecerse y desviar dinero de la Cooperación y similares a fines militares innombrables no se demoren en sus pagos e intereses. A ver si les convencen de una vez para ser más demócratas, como ellos, los occidentales, los de aquí.
Occidente   Multinacionales sangrientas
Las minas de oro y coltán en Nigeria matan a cientos de niños

Sin horizonte
Mal lo tienen también quienes no tienen posibilidad de nada, solo de huir de guerras sangrientas que otros han propiciado desde sus torres de poder o su fanatismo; guerras de intereses de las que los altavoces sociales omiten lo que no interesa que sepamos, aunque al final algo se acaba sabiendo. Somos espectadores de tantas cosas y decisores de tan pocas. La traducción de lo uno y lo otro es muerte para millones de personas, animales, bosques, ríos, mares, deforestación y destrucción de modos de vida... La avaricia o la generosidad, como el hambre, se distribuyen de forma asimétrica y sus variables son “infinitas”.