La demagogia terminológica neoliberal de algunos políticos españoles para atacar a sus adversarios ideológicos es facilona y falta de argumentos, y ante la carencia de éstos insulta, provoca y apunta... en una sóla dirección. Compara sin hacer ningún análisis comparativo, eso queda para los sociólogos/as, o los filósofos, puesto que llevaría a profundizar en demasía y a informarse... en más de una dirección.
El populismo neoliberal miente a sabiendas, exagera y confunde (que de eso se trata). Intenta dar una visión y rol democrático, formal y plural, pero su unidireccionalidad manifiesta (algo parecido al pensamiento único) y oportunismo político les delata. Es un buen peón en el tablero de ajedrez del poder. El término populismo les encanta, parece como si lo hubieran inventado ellos, sólo que tal término, contextualizado, tiene varias décadas de existencia, pero ellos/as lo definen como comunismo o anarquismo o estalinismo (todo en el mismo saco) y, a continuación señalan con el dedo a sus oponentes políticos. Y es que hay un populismo básico para todos.
Es lo que pasa con ciertos partidos bisagra posmodernos y digitales cuya financiación es casi un misterio; intentan dar una imagen que después deben revisar, según las circunstancias, y cambian de chaqueta terminológica a placer. Se precian de dialogantes con la gran derecha y con la supuesta izquierda, les instan a hacer mejor las cosas, a reformarse, y aseguran que se reforman gracias a su gracia torera españolísima. Sus propuestas reformistas pone firmes a unos y a otros para que sigan el camino correcto. Resulta que la gran derecha y la supuesta izquierda tienen intereses comunes desde hace décadas ¿Por qué no lo reconocen de una vez y siguen mareando la perdiz?. Muy fácil, las siglas pesoeras venden, y las terminologías (neoliberales y "social demócratas") son distintas, sobre todo en época electoral. Y la gente es la gente.
Felipe González, emperador de la derecha civilizada y triste, ya empleó el triste término mestizaje en una entrevista que le hizo Vázquez Montalbán en 1997, donde ya defiende y justifica racionalmente el neoliberlismo económico y habla de los neoliberales autocríticos (o sea, no tan malos). Y eso que aun no había conocido a Ribera, que se supone es de los no tan malos. Una parte mínima de ese enorme libro es esa entrevista, donde sale Carlos Solchaga y su intento de "ayudar" a Fidel, pero no hubo manera. Un tocho de libro cuyo título "Y Dios entró en la Habana" (refiere la visita del fallecido Papa polaco, anticomunista de pro a Cuba). El tocho engloba demasiadas entrevistas a literatos, revolucionarios cubanos y extra revolucionarios, disidentes de izquierda y derecha, intelectuales o empresarios amigos de la CIA como Mas Canosa; desde Miami a Cuba o en España.
Relata historias antiguas sobre las relaciones exteriores de Cuba con Franco, de peperos diplomáticos
bastante decentes y otros más arrogantes (anécdotas de la cierta chulería deAznar), relata sobre las jineteras (prostitución y dólares) o lo bien que Castro se llevaba con Fraga; entrevistas a obispos cercanos a la teología de la liberación y contrarios, o sea, de la nomenclatura vaticana de la época, incluye biografía sobre la educación de Castro con los jesuitas... Todo un pupurri histórico. Difícil de leer porque hay que ir de atrás adelante para quedarte con algo, revolución y bloqueo yanqui, presos políticos etc. Crítico con el castrismo personalista, y reflexivo, denuncia la tortura y represión del estalinismo cerrado y su influencia en la Cuba de los 70 etc. Incluye en las últimas páginas cartas
intercambiadas con el subcomandante Marcos.
Ahora las diversas gentes neoliberales como un tal Albert Ribera, analfabeto histórico, aplica el término populista a un tal Pablo Iglesias, y lo compara con el recién presidente electo el multimillonario racista Donald Trump, ultra liberal-nacionalista-proteccionista de lo suyo y de los de los demás (para beneficio propio) todo a la vez.
O sea, provoca como puedas y con lo que tengas a mano, que Susanita te ayudará o el concejal pepero de Navarra, otro analfabeto histórico, y sólo porque al concejal de Podemos se le ocurrió pedir más carriles para bicicleta. A veces, como decía mi madre, no hay más desprecio que no hacer aprecio, pero es que exasperan algunos neofranquistas ¿No saben qué es la dialéctica?. Podrían imitar a su jefe de vez en cuando, tranquilo, chistoso y hasta con gracia cuando quiere. En fin... El chiste.
O sea, provoca como puedas y con lo que tengas a mano, que Susanita te ayudará o el concejal pepero de Navarra, otro analfabeto histórico, y sólo porque al concejal de Podemos se le ocurrió pedir más carriles para bicicleta. A veces, como decía mi madre, no hay más desprecio que no hacer aprecio, pero es que exasperan algunos neofranquistas ¿No saben qué es la dialéctica?. Podrían imitar a su jefe de vez en cuando, tranquilo, chistoso y hasta con gracia cuando quiere. En fin... El chiste.